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LA IGUALDAD

shutterstock_44407054La palabra igualdad se utiliza frecuentemente cuando se habla del derecho y de los valores superiores del orden jurídico. También es de uso frecuente en discursos políticos  y se le concibe básicamente como una meta.

Puede hablarse también de igualdad y referirse exclusivamente a cuestiones de género (hombre-mujer), de igual manera, puede utilizarse la misma palabra para hacer una aguda crítica sobre su inexistencia y referirse al estado de miseria o de desigualdad de unas personas con respecto a otras.

Para muchos, la igualdad podría tratarse de un ideal en toda la extensión de la palabra y así inalcanzable; podría sugerirse también, que es un mero valor cuyo contenido se extingue en una sola buena intención.

La igualdad se presenta así como algo de lo que todos pueden hablar e interpretar de diversas maneras; sin embargo, la igualdad jurídica tiene manifestaciones explícitas y genera obligaciones muy concretas. De manera que habrán de identificarse los campos de

su aplicación y los sujetos vinculados a su promoción, para entonces contar con elementos suficientes que expliquen la manera en que puede ponerse en marcha, al tiempo que pueda también hacerse exigible.

DERECHO COMPARADOshutterstock_48686554

El estudio sobre la igualdad jurídica en el derecho comparado contemporáneo, es muy superior a lo que se ha hecho en México. Países como los Estados Unidos y, en general, la mayoría de los países que conforman la Unión Europea, han estudiado el principio de igualdad y sus alcances, y desarrollado una jurisprudencia muy abundante sobre el tema.

Ha sido de obligada referencia la remisión al derecho de los Estados Unidos, en donde los alcances de la igualdad han sido explícitos y en donde se ha desarrollado incluso lo que hoy se conoce como derecho antidiscriminatorio, así como también es en ese país en donde se sitúa el origen de las estrategias más innovadoras a favor de la igualdad.

Por otro lado, es un referencia igualmente recurrente, la que se hace al derecho español; esto es así porque España y México comparten el sistema jurídico romanista, lo cual, facilita la explicación de las instituciones comunes y su modo de proceder. Aunado a esto, también es una fuente útil debido a que la experiencia interpretativa española de la igualdad y de sus implicaciones más novedosas, es relativamente reciente. Los estudios sobre la igualdad jurídica empezaron a ser abundantes a partir de la vigencia de la Constitución española de 1978 y se han valido de la experiencia de ordenamientos más avanzados en la materia, pero haciendo los ajustes y precisiones necesarios de acuerdo con un  presente que demanda cada vez más y en cada vez más ámbitos, una igualdad que debe hacerse explícita.

México, sin embargo, no es completamente ajeno a las exigencias explícitas de la igualdad. Las revoluciones liberales en el pasado y los compromisos asumidos en la esfera internacional en  el presente, constriñen a nuestro país a tomar cartas en el asunto y a crear estrategias que hagan de la igualdad un principio que rija la conducta de los poderes públicos y también de los particulares, a través de disposiciones claras y de alcances bien definidos, que sean también capaces de proporcionar los mecanismos necesarios para su garantía y protección. Nuestro país ha comenzado a trabajar en ello; sin embargo, los estudios doctrinales que puedan explicar las medidas que de hecho se han tomado y las que se pueden llegar a tomar, no son abundantes.

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